El controversial Celebration Tour de Madonna, que marcó la celebración de sus 40 años de carrera, continúa generando titulares días después de su conclusión. En esta ocasión, la reina del pop se enfrenta a una demanda presentada por un fanático que alega haber sido “obligado” a presenciar actos sexuales simulados durante uno de los espectáculos en Los Ángeles.
Justen Lipeles, el demandante, ha interpuesto la querella en un tribunal de California, argumentando que debió recibir advertencias sobre el contenido del concierto antes de asistir al Kia Forum. Afirma que tanto él como otros seguidores se sintieron decepcionados por lo que presenciaron.
Entre las quejas presentadas por Lipeles, se menciona el retraso de más de una hora y media en el inicio del espectáculo, una situación que no es ajena a Madonna y que previamente le ha generado problemas legales. También se destaca el sincronizado de labios durante las canciones y la falta de aire acondicionado, lo que generó un ambiente sofocante y condiciones físicas adversas para los asistentes.
El demandante detalla que Madonna desestimó las quejas sobre el calor e incluso alentó a los presentes a desnudarse. Además, critica los momentos “subidos de tono” protagonizados por la cantante y su equipo de baile, los cuales califica como “pornográficos” y como una falta de respeto hacia los fans.
La demanda presentada contra Madonna incluye cargos por incumplimiento de contrato escrito, tergiversación negligente, imposición intencional de angustia emocional, publicidad engañosa, negligencia/imposición negligente de angustia emocional, y competencia desleal, según informa el medio digital Blast.
Además de buscar un reembolso por el valor de las entradas y/o las ganancias del espectáculo, Lipeles se suma a una lista de demandantes que han enfrentado a la artista por problemas similares en el pasado. En enero, Madonna enfrentó una demanda por parte de asistentes a sus conciertos en Nueva York debido a retrasos en sus presentaciones, acusada de “publicidad engañosa”.
Esta no es la primera vez que la estrella del pop enfrenta críticas por problemas de puntualidad y contenido controvertido en sus espectáculos, lo que ha generado un debate sobre el cumplimiento de las expectativas de sus seguidores y el respeto hacia su audiencia.