Una joven de 15 años, Carly Madison Gregg, fue condenada a cadena perpetua en Mississippi, Estados Unidos, por asesinar a su madre, Ashley Smyle, de 40 años, e intentar matar a su padrastro, Heath Smylie, en marzo de 2024. Carly, quien tenía 14 años en el momento del crimen, disparó a su madre con un revólver Magnum .357 en su hogar. Las cámaras de seguridad de la casa captaron el momento en que cometió el asesinato e intentó atacar a su padrastro con la misma arma.
Durante el juicio, la fiscalía subrayó la falta de remordimiento por parte de Carly, mientras que la defensa argumentó que la joven estaba pasando por una crisis de salud mental, agravada por un reciente cambio en su medicación antidepresiva. A pesar de estos argumentos, el tribunal la sentenció a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, rechazando un acuerdo previo que habría reducido su sentencia a 40 años de prisión. Carly también recibió una pena adicional de 10 años por manipulación de pruebas.
Este caso ha generado gran controversia, pues aunque la defensa señaló problemas mentales como causa del crimen, la gravedad de los actos llevó a la condena más severa