En respuesta a los recientes eventos climáticos y como medida preventiva ante la posible llegada del huracán “Beryl”, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) incrementó significativamente el desfogue de la Presa El Cuchillo. Este aumento en la extracción, que pasó de 100 a 240 metros cúbicos por segundo a partir de las 12:30 horas de ayer, busca evitar un desbordamiento y mitigar posibles afectaciones en Nuevo León.
Luis Carlos Alatorre Cejudo, director regional de Conagua, explicó que la decisión se tomó debido a que la presa continúa captando un caudal de 258 metros cúbicos por segundo, como consecuencia de los escurrimientos generados por la tormenta tropical “Alberto”. Actualmente, el embalse se encuentra al 87% de su capacidad total, que representa el nivel máximo permitido por razones de seguridad tanto para la infraestructura como para las comunidades circundantes.
Desde hace una semana, la Conagua había iniciado la liberación controlada de agua hacia la Presa Marte R. Gómez en Tamaulipas, como parte de sus operaciones regulares para mantener un equilibrio hidráulico adecuado en la región.
Alatorre Cejudo destacó que estas acciones no tienen la intención de privar a Nuevo León de agua, sino de gestionar de manera responsable los niveles de almacenamiento para prevenir inundaciones y otros daños. Afirmó que la Conagua continuará ajustando las operaciones conforme al Nivel de Aguas Máximas Ordinarias (NAMO) y siguiendo las políticas técnicas establecidas para la operación de la presa.
El gobernador Samuel García Sepúlveda respaldó las medidas adoptadas, señalando que es fundamental mantener el nivel del embalse en un 85% durante la temporada de ciclones para proteger a la población y la infraestructura ante posibles contingencias.
Estas acciones no solo son una medida preventiva ante las condiciones meteorológicas adversas, sino también podrían evitar la necesidad de realizar un trasvase hacia la Presa Marte R. Gómez en noviembre, aseguró el mandatario estatal.
Con estas operaciones, la Conagua y las autoridades locales buscan garantizar la seguridad hídrica y la protección de las comunidades vulnerables ante eventos climáticos extremos en la región.
